Si el penalti de Juan Román Riquelme quedará siempre grabado como lo que pudo ser el detonante de la primera final de Champions del Villarreal, la segunda mitad del ‘submarino amarillo’ ante el Arsenal de este jueves puede sufrir el mismo castigo en unos años. El equipo español fue muchísimo mejor en los primeros 45 minutos, pero se dejó reconcomer por su propia conciencia y, algo conformista, dio alas a un Arsenal que en ciertos momentos llegó a estar enterrado.

Esa necesidad de dar un golpe sobre la mesa, y más en casa, la dejó clara desde el primer minuto el Villarreal. Pese a la presión adelantada del conjunto ‘gunner’, Parejo recordó que es un suicidio darle un solo respiro. El centrocampista rompió esas líneas estiradas, filtró a Foyth y, tras una cabalgada del argentino, encontró a Chukwueze en la banda. El extremo encaró y, con algo de fortuna, dejó que la pelota cayera cerca de los dominios de Trigueros, que no dudó en golpear la pelota para batir a Leno.

Celebró con rabia y recordó cada momento en el que se había hablado de esa maldición del Villarreal con las finales. Había hecho lo más difícil el cuadro amarillo, apenas sin sufrir ante los ingleses. Solo Ceballos y Odegaard inquietaban con balones al espacio a Pépé.

A balón parado, otro tirón de orejas. Parejo botó un córner desde la izquierda, Gerard Moreno peinó casi involuntariamente y Albiol, el más listo -y veterano- de la clase, apareció al segundo palo para empujar la pelota y colocar el 2-0. Un punzón para Arteta, que veía cómo sus planes se habían desmoronado en solo media hora y que había lamentado minutos antes un penalti a favor rectificado por el árbitro, que vio una mano previa de Pépé.

Pudo ampliar la renta antes del descanso el club castellonense. Gerard Moreno, sin ser su mejor partido, avisó un par de veces, pero demostró que no llegó a estar del todo fino. Al descanso, dos tantos de ventaja y un Arsenal que, con su casillero a cero, dejaba muy difícil su papeleta para la vuelta si no cambiaban las cosas.

Emery, un cambio y su traje de la Champions

Tras el descanso y pese a ser el Villarreal muy superior al Arsenal en ese primer tiempo, Unai Emery decidió mover ficha y dejar en el banquillo a un Paco Alcácer que terminó tocado. Lo que realmente llamó la atención fue que el elegido fuese Coquelin. Más músculo para un centro del campo que ya poblaban Capoue, Trigueros y Parejo y donde no estaba sufriendo el equipo. El movimiento no encajó bien y llevó al Villarreal a pensar más en lo que tenía miedo a perder que en todo lo que podía haber ganado. Una mentalidad que recordó a etapas anteriores del técnico, sobre todo en Champions. Y, en esta ocasión, lo pagó también en su competición fetiche.

Ese hombre menos en zonas ofensivas mermó al ‘submarino amarillo’. Chukwueze y Gerard Moreno eran islas muy alejadas del bloque, que cada vez defendió más y más atrás ante las acometidas de un Arsenal que vio en ese cambio una solución a sus problemas.

Sin embargo, Dani Ceballos apagó el incendio de Emery por momentos. El centrocampista vio la segunda amarilla por una entrada discutida y dejó al Arsenal con un hombre menos. El Villarreal, con ese 2-0 y con un hombre más, tenía la oportunidad de firmar medio billete a la final.

Gerard Moreno pudo hacerlo con un disparo con la derecha que mandó Leno a córner, pero fue Trigueros, con un penalti buscado por Saka, el que mandó a Pépé al punto de penalti para que el cuadro ‘gunner’ recortase diferencias. No fue el único drama del equipo local.

Capoue se encargó de equilibrar la balanza numérica del partido con dos amarillas en diez minutos. En la segunda, además, se lesionó y tuvo que abandonar el partido en camilla. El Villarreal pasó del 2-0 y jugar con un hombre más al 2-1 y con igualdad numérica.

Ahí encontró razones para apretar el Arsenal. Arteta metió a Aubameyang en los últimos minutos y fue el gabonés el que tuvo la ocasión más clara para empatar en el añadido. Un despiste en la defensa del cuadro español que salvó Rulli con una intervención providencial.

Al final, victoria para el Villarreal, que sacó un peligroso 2-1 que deja muy vivo al Arsenal para la vuelta. Noche larga para el cuadro castellonense, que debatirá de forma interna una y otra vez esa oportunidad perdida de haber podido sentenciar la eliminatoria.