Poste y Gool

Atlético De Madrid Vuelve Al Liderato

Por supuesto que ha perdido gran parte de su ventaja sobre Real Madrid y Barcelona. Por supuesto que se ha dejado puntos por el camino que acolcharían la fase final de la temporada. Pero por supuesto también que el líder de la Primera División Española es el Atlético de Madrid. Y lo reivindicó goleando en la jornada 33 del campeonato.

Su víctima, el Eibar, abatido e inferior de principio a fin. Levantó una muralla alrededor de la portería de Dmitrovic y Correa la echó abajo en el minuto 42 para convertir sus escombros en un patio de recreo. Ideal para gustarse, exhibirse y recalcar que, si los de Simeone dominan la tabla, es por algo.

Cierto es que los de Mendilibar se presentaban en el Wanda Metropolitano como colistas y como un contrincante, a priori, ideal para que los rojiblancos hicieran sus deberes. Pero abrigar la paciencia y el nervio necesarios para insistir una y otra vez hasta cosechar una victoria merecida fue más mérito ‘colchonero’ que demérito ‘armero’.

Para lograrlo, el Atlético exhibió su cara más paciente y acertada. Combinó su tradicional dominio del juego aéreo, clave para anular lo poco que intentaba el Eibar, con ese paso adelante en lo ofensivo que tanto gustó a la afición a principios de temporada y que fue apagándose poco a poco.

Rojo, blanco y punto

El partido del Wanda Metropolitano estuvo teñido de un solo color. Bueno, más bien de dos. El rojo y el blanco. El monólogo de los del Cholo transitó desde un inicio de angustia y tensión por la incapacidad para derribar la línea defensiva ‘armera’ hasta una segunda mitad bonita, gustosa, amable y clave para elevar la moral del grupo.

En un principio, los de Mendilibar concentraron sus esfuerzos en cortar todas las líneas de pase rivales. Ello frustró todo balón filtrado que trataban de inocular los especialistas Koke, Saúl o Carrasco e hizo inefectivo, aunque sin ponerle fin, a las internadas de Renan Lodi, trascendentales para ir agrietando la zaga.

La rotura de la misma se produjo al más puro y tradicional estilo del Atlético. Por vía aérea. En un saque de esquina al borde del descanso, Héctor Herrera prolongó al primer palo hacia el segundo y Ángel Correa metió la bota, más rápido que Savic, más listo que nadie y libre de marca, para abrir la lata.

El tanto descompuso y desmontó el escenario que tenían ideados los guipuzcoanos y propició más soltura y calma a las filas ‘colchoneras’. De ahí que Correa, a los dos minutos, firmara su doblete a pase raso de Carrasco, otro futbolista de innegable protagonismo en la goleada. Control de salón a un pase raso, giro de 180 grados para helar a Arbilla y toque al palo largo. Golazo.

Este torbellino de acierto rojiblanco no cesó al arrancar la segunda parte, como si el descanso y sus charlas hubieran carecido -y carecieron- de incidencia alguna. Las tropas del Cholo cambiaron el martillo por la pluma, dibujaron jugadas de excelsa calidad y colorearon el marcador hasta el 5-0 definitivo.

Carrasco firmó el tercero a pase de Saúl. Balón en largo del ‘6’, túnel del ’21’ a Dmitrovic, esquiva a Dufur, que acudió a salvar lo insalvable, y cuero a la red. Marcos Llorente elevó a cuatro la ventaja merced a un envío raso de Correa -espectacular actuación de Ángel- que exportó a la red con el interior e hizo suya también la ‘manita’, esta vez tras entenderse con Carrasco. Picó el esférico raso que le regaló y lo ejecutó en el aire.

Desastre y Mendilibar queda muy tocado

Desde la perspectiva del Eibar, la visita al Wanda Metropolitano fue un desastre. No porque el equipo ‘armero’ plagara el césped de errores, sino porque su idea salió mal y, una vez mal, jamás pudo ser corregida. El Atlético no lo permitió y castigó a Mendilibar por cada centímetro que ordenó a los suyos avanzar porque ya no había nada que perder.

Su propuesta fue una de trazo más grueso que liso, balón lejos del piso y peso del zapatazo. Esto lo entendió y esterilizó a la perfección el elenco rojiblanco, provisto de algunos de los mejores especialistas de la Liga Española en convertir balones rivales en largo en posesiones propias.

Atrás, el conjunto sí que rezumó acierto. Pero lo rezumó durante 42 minutos, lo que tardaron Herrera y Correa en encontrar y explotar uno de los pocos puntos débiles que se dejó por cubrir la zaga. De ahí en adelante, perdió sentido aglutinar a tantos jugadores detrás de la pelota, hubo que avanzar y ahí fue donde los de Simeone mataron el partido.

La derrota encaja al Eibar en el último puesto de la categoría y deja muy tocado a su entrenador. Aún quedan varios compromisos hasta el final de la temporada y la situación no es nada halagüeña para el club, que ha de protagonizar un profundo cambio a mejor para mantenerse en la élite.

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