Partidazo
- By sergioPerez
- Updated: abril 12, 2021
Celta y Sevilla dieron color a una tarde gris de lunes. Tras la vorágine típica de cualquier fin de semana en el mundo del fútbol, un partido de lunes no tiene, a priori, los mismos alicientes. Gallegos y andaluces olvidaron sus miedos y exprimieron las flaquezas rivales para brindar 90 minutos de buen fútbol.
El cuadro de Coudet llegaba al encuentro sin obligaciones y ya con la permanencia casi finiquitada, mientras que el Sevilla, en un año para enmarcar, no quería perder coba del ‘top 3’ que pelea por la Liga. Dejaron atrás sus objetivos y se centraron en atacar y atacar.
Golpeó primero el cuadro hispalense. A la salida de un córner, Hugo Mallo perdió la marca y dejó solo a Koundé, que se elevó a placer para rematar y batir a Villar. El francés se llevó elogios en el 0-1 y críticas en el 1-1. Unos minutos después, derribó en su propio área a Nolito, que fue más listo y le ganó la espalda. Iago Aspas, el de siempre, tomó la responsabilidad y convirtió desde los once metros.
Minuto 20 y el marcador ya marcaba el 1-1. No dejó tiempo ni para respirar Aspas. Tres minutos después se apuntó también el 1-2 gracias a un gran pase de Denis Suárez, que encontró al espacio al ‘killer’. Nada pudo hacer Bono ante su excelsa definición -una vez más-. Aspas marcó el ritmo durante el primer tramo y el Sevilla, casi en ‘shock’, tardó en reaccionar.
Solo la pasividad defensiva del Celta espoleó al equipo de Lopetegui a empatar antes del descanso. Fernando avanzó cerca de la frontal, vio cómo nadie le salía a su paso y, decidido, golpeó desde lejos. Se encontró con la colaboración involuntaria de un defensor que, al desviar la pelota, confundió a Villar y propició la igualada, de nuevo, en el electrónico.
Justo antes del descanso, el Celta ganó ventaja de nuevo. Denis Suárez dirigió, vio la entrada de Aspas y este, en vez de controlar, dejó pasar la pelota al ver el desmarque de su compañero. Recibió Brais, que se benefició de la genialidad de su socio y picó la pelota por encima de Bono.
Coudet tenía el premio que quería tras el descanso y el Sevilla, decidido a empatar, le metió un par de marchas más. En-Nesyri amenazó al espacio, pero el premio llegó a través de un centro lateral. El delantero marroquí no acertó a rematar y Rakitic, desde segunda línea, recogió un balón suelto en el área para empatar de nuevo.
Los cambios le dieron otro aire al equipo hispalense en la recta final. La electricidad del Papu volvió loca a la defensa del Celta. Fue el argentino, precisamente, el que se aprovechó de una indecisión de Aidoo. Perdió la bola el central y el ex del Atalanta cabalgó decidido y, ante Bono, disparó con la zurda para el definitivo 3-4.
A partir de entonces, el Celta solo se acercó al gol en una acción de esas que traerá cola durante días. Ferreyra, dentro del área, recibió un codazo -el árbitro entendió que fortuito- de Fernando. No señaló nada, pero el bando gallego pidió la pena máxima y un castigo para el brasileño.
Con magulladuras, pero el Sevilla salió con los tres puntos de su visita a Vigo. Llega a los 61 para, quién lo diría, codearse con los ‘jeques’ de esta Liga y quedarse a solo cuatro puntos del Barça en esta recta final del campeonato. Una fiesta patrocinada por un Papu que empezó como actor secundario en Balaídos y terminó como rey de una de esas fiestas que gustan al espectador neutral.
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