Punto y final a la aventura de España en la Eurocopa. El conjunto de Luis Enrique ha llegado hasta las semifinales, donde pocos pensaban que lo haría, y murió de pie ante una Italia guerrera.

De nuevo salió la España batalladora, la que aguanta estoicamente durante 120 minutos para morir con la bandera puesta, de pie y orgullosa de haber llegado hasta la tanda de penaltis de la penúltima ronda.

El mejor partido de ‘la Roja’ en la Eurocopa se quedó sin premio. Fue mejor, mereció más y buscó más la portería de Donnarumma. Pero el fútbol ofrece premios también a los que menos lo merecen.

Y esa fue Italia, que pasó de dominar en toda la Eurocopa a sentirse dominada durante los 120 minutos. Solo un gol en una contra le permitió estar por delante… hasta la tanda de penaltis. Ahí se acabó la suerte de España, o empezó la de la ‘Azzurra’, con un Donnarumma que se hizo gigante y un Morata que queda como la foto del torneo español.

El doctorado de Pedri

Hubo varios nombres propios en la eliminación de España, todos para bien. Y es que si los expertos dijeron que Italia iba a pasar sin sufrir, lo cierto es que se tuvo que encomendar a San Pedro para luchar por un nuevo título.

Ahí, en Wembley, donde nacen las estrellas, se coronó Pedro González López, ‘Pedri’ en el mundo del fútbol. Un chico de 18 años se echó a hombros a toda una semifinalista de Europa.

Todo gracias al planteamiento de Luis Enrique. El seleccionador de España se la jugó y la baraja le salió buena. Sin un ‘9’ puro al que defender, los centrales italianos se volvieron locos con la movilidad, sin acierto, de los atacantes.

Pedri realizó un partido perfecto. En pocas ocasiones se ve a un jugador de esta edad dominar a conciencia un partido. Encerró a Italia, al que solo le dejó el balón largo ante un Immobile que cayó una y otra vez en el fuerda de juego.

Dani Olmo, el faro entre líneas

El planteamiento de Luis Enrique hizo que fuese Dani Olmo el que hiciese de falso ‘9’. Como el Cesc que ganó 4-0 a la Italia de 2012, España se la jugó con el jugador del RB Leipzig.

Entendió Olmo lo que le pidió Luis Enrique a la perfección. Y lo hizo lejos del área de influencia de Chiellini-Bonucci. Bajó hasta el centro del campo, sacó de sitio a los centales y encontró los espacios para Oyarzabal y Ferran Torres.

Sin embargo, y pese a tener a Italia encerrada en su campo, la ‘Azzurra’ es siempre un gigante a batir. Chiesa aprovechó una de las pocas contras que tuvo para poner contra las cuerdas a España.

Morata, de héroe a villano

Se encomendó Luis Enrique finalmente a Morata, el ‘9’ al que todo el mundo miró en el banquillo pero que se convirtió en el Cid Campeador de ‘la Roja’.

Criticado, denostado e incluso insultado a lo largo de la Eurocopa, el jugador ‘bianconero’ se convirtió en una especie de Ronaldo para correr por el centro, combinar con Dani Olmo y meter para callar a todos los críticos.

Creyó España, no solo en lo que restó de partido, sino en una prórroga en la que, menos en los últimos minutos, fue manifiestamente superior. Pero la gasolina se acabó antes de tiempo. Solo restaron los penaltis.

Dice quien sabe de fútbol que no es suerte lo que ocurre una tanda, sino análisis y trabajo previo. Y lo hizo España, lo hizo Unai Simón, cuando el cancerbero paró el lanzamiento de Locatelli.

Pero no aprovechó el caramelo Dani Olmo. Tiró fuera. No perdonaría más España. Sí Morata. Tuvo que ser Morata, el que salvó a España en San Petersburgo. Y en el propio Wembley. Porque la historia de España siempre convierte a sus héroes en villanos.