¿Quién se lo habría dicho al Celta en noviembre? La permanencia, sellada a falta de cuatro jornadas para el final y el objetivo ambicioso de entrar en Europa se mantiene. El ‘Chacho’ Coudet lo ha conseguido, y sigue sorprendiendo.

Porque este era el típico partido que se le podía envenenar al Celta, frente a un Levante que estaba obligado a ganar después de tres derrotas seguidas. Muchas dudas para los de Paco López, que siguen sin estar salvados.

Era una cita entre equipos de nivel similar, sin embargo, el cuadro gallego asumió más riesgos en la tónica general del encuentro y supo abrir la cancha en un momento clave, cuando el Levante menos lo esperaba y tras el descanso.

Paco López, que iguala su peor racha de derrotas consecutivas en el Levante, apostó por tres centrales y dos carrileros largos. Por momentos, el Levante convencía en campo rival, fresco en ataque con la sorpresa del joven Álex Cantero y serio atrás.

Le costó agarrar ritmo al Celta, que, eso sí, gozó de las mejores oportunidades en una primera mitad muy igualada. Nolito y Aspas desperdiciaron dos opciones muy claras en boca de gol que salvó Cárdenas, de nuevo titular bajo palos.

En el 29′ llegó la peor noticia de los 45 minutos iniciales, la lesión de Renato Tapia por problemas musculares. El peruano no pudo continuar, pero el Celta supo hacer que no se notara su marcha del campo tras la entrada de Fran Beltrán.

Al filo del descanso, el colegiado anuló un penalti señalado inicialmente a Santi Mina por fuera de juego suyo previo. El VAR le ayudó en la decisión, aunque la jugada estaba en vilo por el toque con la cabeza de Clerc, que intentó cortar ese esférico.

Y nada más comenzar el segundo tiempo apareció el mazazo clave, el 1-0 de Brais Méndez en una jugada sensacional. De gallego a gallego, de Aspas con un pase interior perfecto a Brais, que firmó una definición espectacular de picadita ante Cárdenas.

El partido, en el que Néstor Araujo entró de cambio al segundo tiempo por Joseph Aidoo, tuvo un ritmo insípido durante la primera parte, un sosiego roto cuando los equipos pudieron montar alguna transición. Fieles a un plan de golpear con algún contraataque, ninguno asumió grandes riesgos. Fue el Celta ligeramente superior, pese a que abrió el encuentro con un error defensivo de Murillo que no aprovechó Roger.

A partir de ahí, todo fue más fácil para el Celta, aunque el Levante mostró algo de coraje en opciones de gol para De Frutos y Melero. Esa pequeña reacción de ataque se disipó en los siguientes minutos y los de Coudet pusieron tierra de por medio con el 2-0.

Aarón Martín se adentró en el área y puso un balón perfecto para el remate de Solari, sustituto de Aspas. Partido finiquitado y, antes del final, lesión de Murillo para confirmar el calvario del Chacho. Aunque los tres puntos se quedan en casa y el sueño por Europa sigue vivo.