Era un duelo por Europa. Era quizá el último tren del Arsenal para poder pelear por la Champions. Había más que tres puntos en juego, y se los ha llevado el Everton gracias a una cantada con todas las letras del guardameta ‘gunner’.

A los seres humanos siempre nos ha gustado escuchar historias. Desde que el hombre es hombre, la ficción ha sido una constante en nuestro ocio, pero tras cada obra siempre hay un poso de realidad.

Lo que ha ocurrido en el Emirates londinense es todo lo contrario. Fue real, muy real, pero tan extraño que es inevitable sentir que haya algo de ficción en ello. Una curiosa forma de celebrar el Día del Libro…

El partido amenazaba con ser intenso, y vaya si lo fue. ‘Gunners’ y ‘toffees’ no se dieron ni un metro de margen. La presión de uno y otro fue altísima desde el primer minuto, y eso generó un partido muy vibrante.

Un partido al que solo le faltó la chispa del gol. Porque no hubo ni ocasiones prácticamente. De hecho, hubo que esperar al 39′ para anotar una oportunidad de gol de esas que hacen dar un respingo del asiento.

Corrió por cuenta de Sigurdsson, quien botó un libre directo casi perfecto, con el que superó a la barrera y que hizo volar a Leno solo para ver cómo se estrellaba con violencia el balón en el travesaño.

Fue un partido de alternativas, hasta que en la segunda parte el Arsenal se hizo con el bastón de mando. El Everton, como ya es habitual en los ‘toffees’, se quedó sin fuelle antes de tiempo y se replegó a aguantar el chaparrón.

Y vaya si lo fue. El Arsenal empezó a merodear el gol, e incluso a acariciarlo. Pero el VAR se lo negó, o al menos la oportunidad de hacerlo desde los once metros. Jonathan Moss pitó un claro penalti de Richarlison a Ceballos, pero el VAR advirtió que la jugada había arrancado con un fuera de juego milimétrico de Pépé.

Y entonces, cuando peor estaba el Everton, cuando más sufrían los ‘toffees’, un balón largo para Richarlison (quien le debe pagar una buena mariscada al encargado del videoarbitraje, porque aquí no advirtió fuera de juego estando también en línea) acabó, de forma inexplicable, en gol.

Pisó línea de fondo y dio el pase de la muerte, pero no encontró a nadie. Parecía fácil para Leno, y no lo fue. La pelota rozó lo justo en Pablo Marí para que se desviase unos centímetros y al alemán se le colase entre las piernas, las cuales hicieron de conducto para dirigir el esférico tras la línea de anotación.

De esa manera tan absurda el Everton se puso por delante, y entonces sí que sí, todos atrás, cambios defensivos y a aguantar. Leno trató de resarcirse de su error con una subida a rematar a la desesperada, pero lo que hizo fue falta en ataque y regalar el pitido final a su rival.

Se pone el Everton con 52 puntos, a uno de Tottenham y Liverpool, pero con un partido menos que ellos. Es, por tanto, candidato a la Champions, junto a ‘hammers’, ‘blues’ y ‘foxes’. El Arsenal se hunde, se queda en novena posición con 46 puntos y prácticamente dice adiós a Europa por vía liguera. A ganar la Europa League tocan.