Poste y Gool

Real Madrid Rescata Empate

Llegar a una final de Champions demanda todo tipo de ejercicios. Desde la fe, como la que el Real Madrid tuvo en la fase de grupos cuando peor estaba, hasta el virtuosismo de la ida ante el Liverpool o la vuelta ante el Atalanta. O la confianza en sus posibilidades que exhibió en un gris partido ante el Chelsea. El 1-1 del Di Stéfano deja todo abierto para la vuelta, donde los blancos tendrán que agitar este cóctel para alcanzar la final.

De entrada, tendrán que marcar, pues la eliminatoria viaja con ligera ventaja para el Chelsea después de su gran desempeño en la ida. A los de Tuchel se les hizo corta la primera parte y larga la segunda. Fundamentalmente, porque se dejaron el hambre en el vestuario y se conformaron con un 1-1 que a fin de cuentas es un resultado muy peligroso.

El comienzo de las semifinales enseguida dejó claro que el Chelsea no era el equipo que todos querían en el sorteo. El técnico alemán le ha dado otro aire a un equipo que parecía muerto con Lampard y que ahora derrocha confianza, vigor… y hasta banquillo. Los ‘blues’ asustaron para el partido de Londres y enseguida mostraron sus armas. ¡Pulisic pudo quedarse solo ante Courtois en el primer minunto de juego! 

Un inicio sorprendente

La salida exuberante de los ingleses sumió al Madrid en la reciente depresión de los últimos partidos ligueros. A los blancos les costaba salir de atrás con el balón jugado y Kroos o Modric no fueron los de Atalanta o Liverpool fundamentalmente porque tienen bastantes kilómetros más en las piernas. Ausentes sus faros y dubitativo Casemiro, solo Benzema aportaba algo de luz cuando el Real Madrid tenía el balón en los pies.

Marcelo, ante el Chelsea

Pero la velocidad del Chelsea asustaba. Unas veces, los ‘blues’ aprovechaban la autopista de la banda de Marcelo. Otras, los balones a la espalda de la defensa. Y en medio de esta mezcla, Courtois. El belga amargó a un Werner demasiado fallón y le dejó sin un tanto que hubiera decantado el partido antes de que se cumplieran los primeros diez minutos. El alemán perdonó por primera vez a un metro del portero blanco, pero el primero de los visitantes no iba a tardar en llegar. Rudiger encontró a Pulisic, quien no es Werner. Tuvo sangre fría el norteamericano para recortar a Courtois y poner la eliminatoria al filo del desastre para los blancos.

Por suerte para los de Zidane, el Chelsea no supo qué hacer con semejante decorado. Pudo matar al Madrid, pero su falta de puntería terminó dando vida a los blancos, que en la Champions no necesitan más de dos oportunidades para resucitar. Benzema se topó con la madera en una acción que parecía aislada, pero que era todo un aviso. Empató tras un balón a la olla que peinaron Casemiro y Militao y no acertó a sofocar el Chelsea.

Lo dejan para la vuelta

El empate igualó mucho el partido en la primera parte y más aún tras la reanudación. Antes del descanso, Chilwell, Kroos y Werner, siempre poco fino en la definición, alternaron oportunidades que se echaron en falta tras las duchas. Mucho más defensivo volvió el Chelsea, o no defensivo, pero sí precavido. Y el cansancio después de una nueva tromba de agua en Valdebebas hizo que se igualaran las fuerzas aún más.

El segundo acto arrancó con otra ocasión fallada por el protagonsita del partido. Lentísimo estuvo Werner tras recibir entre líneas. Se giró y cuando quiso engatillar ya tenía encima a Militao. Fue un espejismo, ya que no sucedió mucho más hasta que Zidane y Tuchel se decidieron a mover el banquillo. Tímido y aún sin forma estuvo Hazard, pero Ziyech y Havertz sí que mejoraron a Pulisic y a su compatriota, quienes por aquel entonces estaban literalmente fundidos de presionar.

El Chelsea acusó jugar sin delantero y se notó, pues siguió tocando y llegando hasta el área con relativa facilidad, aunque ahora sin rematadores. El Real Madrid tuvo más el balón, pero tampoco creó ocasiones hasta que desapareció el fútbol y apareció su jerarquía en la competición. Un tiro de Kroos que rozó en un rival y un mal remate de Varane que se estrelló en Chilwell y casi coge puerta hicieron creer que el 2-1 estaba cerca por su ya clásico arreón final. Pero fue en vano, Kanté, el mejor de los que jugaron en Valdebebas, siguió comandando los últimos compases de un choque que se resolvió nulo en la ida, pero con el serio aviso a los blancos de lo que les puede esperar en Londres.

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