Hay cosas que el dinero no puede comprar. El PSG, con su pozo inagotable de millones, montó un equipo de videojuego para asaltar, al fin, la Champions League. Messi fue la guinda de un pastel que ya olía a gloria con Neymar, Mbappé y una larga lista de enormes jugadores. Pero el idilio del Real Madrid con la Champions, las remontadas en el Santiago Bernabéu, el oportunismo de Benzema y la calidad de Modric, de momento, se escapan al mayor poder adquisitivo que pueda existir. Entre el francés y el croata, le apagaron la Play a Al-Khelaïfi.

Todos los partidos tienen dos partes. Pero este, aún más y más delimitadas. En la primera, y tras el arreón esperado del equipo blanco tras el 1-0 de la ida, el PSG jugó a lo que quiso. A Pochettino le salió redonda la jugada y encontró esos espacios que a su equipo, y sobre todo a Mbappé, le dan la felicidad. Parecía muerto el Madrid al descanso tras el 0-1, pero, una vez más, se repitió ese mantra de Bernabéu, remontadas y noches para el recuerdo en la máxima competición continental.

No era nada fácil para los jugadores lograrlo ni para los aficionados creerlo. Las sensaciones en los primeros 45 minutos se pueden resumir en un querer y no poder. Y en el centro del campo. Ahí es donde empezó a ganar la partida el equipo francés. Messi se unía a Verratti, Paredes y Danilo para controlar el partido desde la sala de máquinas. Curiosamente, fue el mismo plan que permitió la remontada blanca en la segunda mitad.

Un Madrid plano, un PSG con constantes amenazas

El Madrid empezó teniendo la pelota, pero dejó claro desde el inicio que comenzó con más ganas que ideas. No había fluidez y, cuando lograban conectar los de arriba, faltaba acierto. Asensio parecía estar peleado con la pelota: la perdió siempre, nunca la dominó y daba la sensación de ser un neófito en esto de la pelota.

Los minutos pasaban y el PSG comenzó a sentirse muy cómodo. Cada salida de su campo era una uña menos en los ‘merengues’. La sangre tardó en llegar al río gracias a un excelso Courtois que le sacó dos seguidas a Mbappé. En la primera, detuvo un centro-chut antes de sacarle, con el gemelo de su pierna izquierda, un mano a mano que silenció de repente a los presentes.

Neymar también probó suerte con un tiro con la zurda que murió en las manos de Courtois. Eran los mejores minutos de los visitantes, aunque contaban con un enemigo infiltrado: Marquinhos. El central estuvo horrible y permitió respirar al Madrid casi en cada intervención. Tuvo tres errores que permitieron tres ataques de los ‘merengues’. No pasó a mayores, pero sembró una semilla que germinaría en la segunda parte regada con el agua de Donnarumma.

Se estiró un poco el Madrid, aunque solo aparecía Benzema. En el 25′, se sacó un derechazo al palo largo que solo una parada espectacular del portero italiano evitó que fuese el 1-0. Respondió pronto el PSG con una clara ocasión de Messi tras entenderse a las mil maravillas con Neymar. La finalizó el argentino con una ‘picadita’ ante Courtois, aunque con poco ángulo. La bola se paseó por la línea de gol sin encontrar rematador.

El ritmo cardíaco en el Bernabéu se detuvo en el 34′. Mbappé marcó, pero Nuno Gomes, el asistente del ‘7’, estaba adelantado en el inicio de la jugada. Dos avisos hizo Benzema después, aunque el bofetón llegó en la cara de su equipo, precisamente, de la mano de Kylian.

El ‘9’ blanco lo intentó con dos cabezazos: uno lo detuvo Donnarumma y otro se fue desviado por muy poco. Pero sería su compatriota el que abriría el marcador. La perdió Carvajal en ataque y Neymar, de primeras, metió un balón en profundidad para Mbappé. Pisó área y levantó la cabeza para volver a tirar al primer palo, como había hecho en el tanto anulado. Courtois, que pudo hacer algo más, tocó el balón, no logró desviar lo suficientemente para evitar el tanto.

Fue un ladrillazo a la moral del Bernabéu, aunque el estadio ya se había hecho a la idea minuto a minuto de que su equipo estaba siendo inferior al rival. Pero entonces, volvió a pasar. La historia se repitió. Aunque tuvo más de un actor protagonista.

Donnarumma encendió el fuego y Benzema quemó al PSG

Pedían cambios los aficionados en la segunda parte, pero Carlo Ancelotti hizo oídos sordos. El equipo había sufrido mucho en el medio y, sobre todo, en las balas y flechas que eran las arrancadas de los galos en ataque. Pero los ‘merengues’ encontraron la llave en bolsillo ajeno. Y eso que Mbappé volvería a marcar, pero, otra vez, se quedaría con la miel en los labios por un fuera de juego.

En el 57′, cambió todo. Kroos, que no estaba para mucho más, y Asensio, desacertado, dejaron sus lugares a un Rodrygo que sería un agitador arriba y a Camavinga, cuyas piernas y físico se agradecieron sobremanera sobre el verde del Santiago Bernabéu.

Los cambios fueron una cerilla que Donnarumma prendió. Fue el mejor amigo del madridismo hasta ese momento. Se hizo un lío al querer jugar la pelota y Benzema se la robó en la presión, cerca del palo. Vinicius recibió en el otro poste, tocó atrás y Karim, de primeras, batió por bajo al guardameta.

Al Madrid no se le puede regalar eso. Y menos en Champions. Y menos en su estadio. Quizá Donnarumma sea muy joven para saberlo, pero seguro que, desde hoy, ya sabe de lo que va la historia. Ese fuego que creó el portero italiano lo usó Benzema para, en solo 16 minutos, completar su ‘hat trick’.

Karim avisó en el 63′ con un cabezazo que se marchó desviado. Este PSG, como le pasara a aquel otro PSG en el Camp Nou en el famoso 6-1, empezó a temblar. El Madrid se dio cuenta y allá fue con antorchas a extender un fuego al que, para colmo, Marquinhos seguía echándole gasolina.

Ancelotti metió a Lucas Vázquez y quitó a un Carvajal que tenía amarilla, un condicionante clave para vérselas con Mbappé. El PSG siguió empequeñeciéndose y sus figuras, desapareciéndose ante un rival con la moral por las nubes.

El verdadero ‘crack’ francés ya juega de blanco

Pisó el acelerador aún más el Real Madrid para finiquitar el partido en solo dos minutos. Avisó Vinicius en el 72′ con una ocasión clarísima. Estaba completamente solo en el área chica al recibir un rechace de un defensa, pero la mandó arriba con la izquierda ante Donnarumma.

Antes de llegar a los dos goles seguidos de Benzema, hay que ensalzar la figura de Modric. Le puso el ‘tempo’ que quiso al partido, oxigenó el juego, recuperó el terreno perdido en la medular y ordenó, organizó y fue el culpable de cada movimiento, llegada y ataque peligroso de su equipo. También fue destacada la actuación de un Militao que, tocado de la rodilla, terminó el partido de forma casi heróica.

En el 76′, el croata creó de la nada el 2-1. Se sacó un pase filtrado en la frontal y, de primeras, Benzema batió a Donnarumma tras dar en un rival. Antes, el croata había asistido a Vinicius desde el centro del campo, que no pudo resolver antes pese a encarar el área casi solo.

No hubo tiempo casi de respirar cuando Marquinhos facilitó el 3-1. Robó Rodrygo nada más sacar de centro el PSG y la cedió a Vinicius quien, ante Marquinhos, forzó a un mal despeje del central. De primeras, Karim, con el exterior, marcó el tercero con un remate pegado al palo.

Aún quedaban 12 minutos, pero ni con una eternidad parecía poder reaccionar el PSG. El Madrid se dedicó a dormir el partido al ritmo de Modric. Solo asustó el PSG con dos llegadas que quedaron en nada. Lucas le ganó la partida a Mbappé en una de sus cabalgadas por la izquierda y Messi mandó una falta de esas que gustan al techo de la portería de Courtois. El pitido final escribió otra historia de esas que cuentan los abuelos y dejó otra decepción en el obligado sueño de los parisinos.

Otra vez más, el proyecto millonario se derrumbaba. Mientras, un montón de ‘viejos’ (con todo el cariño) le demostraron a Mbappé y a muchos ‘millennials’ que hay cosas que ni el dinero ni el lujo pueden superar. Benzema es, de momento, el ‘crack’ francés que viste de blanco. Kylian, con todo el futuro para él y mucho de presente, aún tiene que respetar a los veteranos, y en especial, a un Benzema que decidió que ya era hora de salir a jugar a la calle y le dio al botón de ‘off’ de la Play de Al-Khelaïfi.